La descolonización de Medio Oriente abrió el paso a la formación de una serie de estados, entre los que se cuentan Irak, Irán, Egipto y Siria.
Estos y otras naciones árabes formaron un frente común que se denominó panarabismo, es decir, la unión de todo el pueblo árabe con el objetivo de luchar por sus intereses.
En el proceso mismo de descolonización se desataron problemas y conflictos debido a los múltiples intereses sobre Medio Oriente. Así, hasta hoy, este territorio constituye una de las zonas más conflictivas del mundo.
Los problemas allí gestados se deben, por una parte, a que concentra el 60% del petróleo mundial, que lo transforma en un espacio estratégico a nivel mundial. Además, desde el Tratado de Versalles esta zona había dejado de pertenecer al Imperio turco, e Inglaterra y Francia se habían repartido este territorio sin preocuparse de que el trazado de las fronteras respondiera a las necesidades de cada espacio. Finalmente, la creación del Estado de Israel en 1948 en medio de territorios árabes ha dado pie a conflictos políticos y bélicos que permanecen aún vigentes.
El conflicto árabe-israelí
Numerosas guerras y tensiones se han sucedido desde que se creó el Estado de Israel en tierras palestinas. El problema comenzó a tomar forma en el siglo XIX, cuando se formó el movimiento sionista, el cual exigía la creación de un Estado judío en Palestina, territorio poblado mayoritariamente por musulmanes. Este debería congregar a todos los judíos dispersos por el mundo y darles, por fin, un suelo patrio en el cual establecerse. Cuando en 1922 Inglaterra tomó posesión de Palestina debido a la desarticulación del Imperio turco, paulatinamente comenzaron a arribar a la zona oleadas de judíos que se fueron asentando con el consentimiento de las autoridades inglesas.
El aumento de las tensiones entre palestinos y judíos llevó el problema a la ONU. La solución que se propuso consistió en la partición del territorio entre ambos grupos. Sin embargo, el mayor punto de conflicto lo constituía la ciudad de Jerusalén. Esta, tanto para los palestinos como para los judíos era y sigue siendo una ciudad sagrada debido a su trascendencia en la historia de ambas religiones.
Las Naciones Unidas propuso la partición de Israel, lo que no fue aceptado por los palestinos. Finalmente Jerusalén se mantuvo como espacio internacional y en 1948 los israelitas proclamaron la formación del Estado de Israel. Sin embargo, el mismo año comenzaron los enfrentamientos armados. Tras la proclamación, los israelitas ocuparon el territorio y los Estados árabes lo invadieron, siendo repelidos rápidamente por Israel. Se trató de la primera de una seguidilla de guerras entre ambos bandos, cuyos resultados han solido favorecer a los israelitas.
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