El primer continente en iniciar su proceso descolonizador fue Asia. Tras la Segunda Guerra Mundial, los Estados asiáticos, observando la decadencia de las potencias europeas, impulsaron sus propias independencias por medio de dos vías.
En las naciones sometidas al Imperio británico lo que predominó fue el diálogo y los acuerdos con las elites locales.
En cambio, en las naciones bajo mandato francés y holandés predominó el conflicto bélico.
El caso inglés La independencia de la India, la colonia más importante de Inglaterra, constituyó el primer hito relevante en el proceso de descolonización llevado a cabo en 1947. El pacífico proceso que caracterizó a la descolonización del imperio inglés se debió a la amplia autonomía administrativa que se le había entregado a sus colonias y a la implementación del Commonwealth, es decir, a la comunidad de cooperación económica que existía entre las colonias y el centro imperial.
Al finalizar la Segunda Guerra Mundial las autoridades inglesas vieron cómo cada día se les hacía más difícil conservar sus colonias en Asia.
En la India los movimientos pro independentistas sumaban cada vez más adeptos. Entre los promotores de la emancipación india estaba el líder Mahatma Gandhi, quien mediante su política de resistencia pacífica fue capaz de movilizar a millones de compatriotas. Finalmente, Gran Bretaña le concedió la independencia en 1947.
Sin embargo, las grandes diferencias culturales, particularmente religiosas, existentes al interior del nuevo país, llevaron a que las autoridades inglesas optaran por crear dos naciones:
• La India, que debía contener a quienes profesaran la religión hinduista.
• Pakistán, estado que reuniría a los musulmanes, y que en 1971 se subdividió en dos naciones: Bangladesh y Pakistán propiamente tal.
El proceso indio influyó al resto del Imperio británico, obteniendo su independencia Ceilán, Birmania y más tarde Malasia.
El caso francés
Contrario a lo ocurrido con el Imperio inglés, las colonias francesas debieron soportar una férrea resistencia a la descolonización por parte de la metrópoli.
Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, Vietnam declaró, sin el consentimiento de la nación europea, su independencia. Esto provocó la rápida declaración de guerra por parte de los franceses, quienes finalmente se vieron derrotados en 1954. La división territorial e ideológica de la zona norte y sur de Vietnam conllevó al posterior enfrentamiento entre ambas, el cual se prolongó hasta 1975.
El caso holandés
En Indonesia, en tanto, Holanda tomó una actitud similar a la de Francia. Tras la proclamación de independencia de la colonia asiática, en 1945, los holandeses emprendieron una guerra para intentar retomar el control sobre Indonesia, la que se prolongó hasta 1949. Las adversidades económicas, la dificultad de enfrentarse en territorio enemigo y la presión de la ONU, provocaron que Holanda cambiara su política y en dicho año aceptara la consolidación de la independencia de este país.
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