Durante el período de la Guerra Fría, las naciones del mundo se vieron obligadas a tomar una postura sobre qué ideología adoptar: la capitalista o la comunista. La neutralidad no era una opción en un mundo ideológicamente polarizado. Sin embargo, diversos Estados intentaron mantenerse al margen de las luchas de intereses entre las superpotencias, y proponer, también, opciones concretas para buscar tanto el bienestar de sus propios pueblos como la paz mundial.
Así, durante el período se consolidó el término Tercer Mundo, establecido por el economista francés Alfred Sauvy en 1952. Este agrupaba a todos aquellos países que no pertenecían ni al Primer Mundo –las naciones más ricas de América del Norte y Europa occidental– ni al Segundo Mundo, conformado por los países socialistas del Este de Europa y la URSS.
Precisamente, el proceso de descolonización facilitó la adopción de esta tercera vía por parte de numerosas naciones. A medida que los países de Asia y África obtenían su independencia política de las potencias europeas, fueron realizando un intento conjunto por tomar decisiones comunes que no necesariamente seguían la lógica bipolar de la Guerra Fría. Sus posturas ante los asuntos discrepaban de las que ofrecían los dos bloques en pugna, así como también la forma de manifestarse debido a la diversidad de culturas que reunía el Tercer Mundo. Así, mientras el mundo árabe realizó un intento por adoptar políticas comunes frente al escenario internacional, los Estados asiáticos y africanos hicieron lo propio en su lucha por la independencia y la autodeterminación.
Uno de los mayores y más relevantes esfuerzos por dar con una respuesta a sus demandas, lo constituyó la Conferencia de Bandung, realizada en Indonesia el año 1955. Esta reunión congregó a 23 líderes de diversos países como Egipto, Indonesia, India y Yugoslavia, quienes ejercieron un papel trascendente en la consolidación de las políticas del Tercer Mundo y en la posterior creación del Movimiento de los Países No Alineados, es decir, de los que anhelaban una postura internacional independiente de Estados Unidos y la Unión Soviética. (Doc. 1)
El acuerdo más importante de Bandung fue el rechazo a la colonización junto con el apoyo moral y estímulo de los movimientos independentistas que tomaban forma en naciones asiáticas y africanas aún dependientes de las potencias europeas. De todas maneras, los líderes asistentes a la conferencia decidieron establecer una línea propia dentro de las Naciones Unidas que las desvinculasen de los dos bloques.
El movimiento de los no alineados celebró varias reuniones más. La más importante fue la Conferencia de Belgrado de 1961, en la que se reafirmó la intención de mantener una política alejada de los dos bloques. No obstante, y a pesar de que el movimiento alcanzó un importante eco internacional, su eficacia fue muy limitada y no obtuvo ningún logro significativo. De hecho, sus miembros se vieron continuamente implicados en la política de los bloques y a menudo mantuvieron conflictos diplomáticos entre ellos.
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