LÍDERES EN REFORZAMIENTO ACADÉMICO

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miércoles, 18 de abril de 2012

DESCUBRIMIENTO DE AMÉRICA : CRISTÓBAL COLÓN



El comercio y los descubrimientos geográficos




       A fines de la Edad Media, que fue una época muy lejana (allá por el año 1489), el comercio en Europa había alcanzado un gran adelanto.


       Los comerciantes viajaban de un lugar a otro comprando y vendiendo sedas y telas muy finas, y también unos productos nuevos perfumados con los que daban sabor a sus comidas. Eran las especias: canela, clavo de olor, pimienta, nuez moscada y otros.
       En todas partes se notaba gran entusiasmo por viajar y llevar estos nuevos productos; algunos iban en largas caravanas atravesando desiertos. Otros viajaban en barcos, cuando querían llegar a una isla o a algún lugar de la costa.


De este modo descubriendo rutas por tierra y por mar, que quedaban señaladas en mapas para que otros viajeros siguieran el camino que a los primeros les había dado buen resultado.



       La navegación había ido perfeccionándose:


Las viejas embarcaciones se transformaron en naves con una gran cantidad de velas para aprovechar mejor el viento; se llsmaron carabelas.



Inventaron el timón para dar mejor dirección al barco. Y  un nuevo instrumento llamado brújula.


       La brújula llegó a ser la herramienta indispensable para los pilotos, porque la misteriosa aguja imantada les señalaba siempre uno de los puntos cardinales: el norte.

       Con todos estos adelantos, se podían iniciar nuevas exploraciones geográficas sin temer al fracaso.

       En medio de  este entusiasmo comenzó a destacarse un joven marino portugués, Cristóbal Colón.



 
       La brújula llegó a ser la herramienta indispensable para los pilotos, porque la misteriosa aguja imantada les señalaba siempre uno de los puntos cardinales: el norte.

       Con todos estos adelantos, se podían iniciar nuevas exploraciones geográficas sin temer al fracaso.

       En medio de  este entusiasmo comenzó a destacarse un joven marino portugués, Cristóbal Colón.


 
      Con este plan se presentó en la corte de Portugal, pero allí no tuvo éxito. Entonces llevó su idea a España, y después de mucho tiempo, de mucho insistir y mostrar mapas y dibujos, consiguió la aprobación de los reyes católicos, Fernando e Isabel.


 
La idea  era buena, pero el viaje era caro. ¿De dónde obtener los medios para organizar la exploración?.

       Colón obtuvo el apoyo de algunos personajes de la corte y la reina Isabel la católica, conmovida con el entusiasmo del navegante y las ventajas que resultarían para España si tenía éxito, decidió impulsar el proyecto y contribuir al equipamiento.

       Con tres pequeñas carabelas que consiguió, Cristóbal Colón comenzó a organizar el viaje lleno de entusiasmo. Inició la inscripción de hombres para formar la tripulación; dos marinos con mucha experiencia formaron parte de su lista, los hermanos Martín Alonso  y Vicente Yáñez Pinzón, quienes fueron una gran ayuda para Colón.

       Cuándo todo estuvo listo, zarpó la expedición desde Puerto de Palos, en España.

       Durante el viaje los días pasaban y las islas no se divisaban; los marineros comenzaron a inquietarse, los alimentos escaseaban, ya pensaban que estaban perdidos y querían volver.

       Estaban desesperados y angustiados, cuando el vigía lanzó el grito de “¡tierra, tierra!”. Era el 12 de octubre de 1492, tres meses después de haber dejado el puerto, en España.


Colón desembarcó cayendo de rodillas al mismo tiempo que clavaba la bandera de los reyes de España, orando emocionadísimo y feliz por el éxito del viaje.



Pero no eran las Indias las que había encontrado el navegante en su nueva ruta. Otros marineros pudieron comprobar, más tarde, que se trataba de un continente nuevo que no aparecía en los mapas hasta ese momento: América, una tierra habitada por aborígenes morenos, llena de colorido, de pájaros multicolores, de plantas raras, de selvas impenetrables. Esto, era mucho mejor para España, pues sólo bastaba explorar el nuevo continente, adentrarse en él para arrancarle sus secretos y tomar sus tesoros, en nombre de España y sus reyes.




       Cristóbal Colón había llegado a las islas del Mar Caribe. Cuando regresó a contar a los reyes de España su descubrimiento, llevaba con él un numeroso grupo de aborígenes, vistosos papagayos multicolores y otros pájaros de plumaje hermoso; cofres con piedras preciosas, joyas hechas por los  indígenas y mantos de lana fina de los animales de esta nueva región.


       Todo causó un gran entusiasmo y se organizaron inmediatamente grupos de hombres audaces que se embarcaron al nuevo continente para explorarlo y conquistarlo.

      



       Tomaron posesión del territorio en nombre de España, pero tuvieron que soportar muchos sufrimientos.  Los naturales se defendían, no aceptaban la llegada de esos hombres extraños, y en las batallas morían numerosos españoles.

       A pesar de esto, fueron avanzando lentamente, fundando ciudades, enseñando su idioma y su religión, pues los aborígenes tenían sus propios dioses, a los que adoraban en templos majestuosos llenos de adornos de oro y plata.

       El deseo de encontrar más oro y plata les hacía continuar adelante, no importaba cuántos sacrificios les costara, pues los que triunfaban se enriquecían grandemente.

      Cada día llegaban nuevas naves españolas a los lugares ya conquistados, y cientos de hombres, llenos de esperanza, desembarcaban para iniciar la aventura en América.





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