El nacionalismo se convirtió, en forma lenta pero evidente, en el principal sentimiento de cohesión de los países y sociedades europeas del siglo XIX, y en el principio de la legitimidad del orden político.
El concepto nacionalismo: se refiere a una manera de pensar que defiende una nación o una región por encima de todo, incluso por encima de las personas. A veces, cuando hay discrepancias entre nacionalistas, se producen graves conflictos: la mayoría de las guerras del siglo XX empezaron por disputas nacionalistas; también hay organizaciones terroristas que cometen asesinatos con este pretexto.
En Europa, el nacionalismo fue una fuerza muy poderosa, que dinamizó la vida política del siglo XIX. Sus partidarios defendían el derecho de los pueblos a constituir estados que se identificaran con las nacionalidades; es decir, con los grupos con los cuales compartían elementos comunes, como el idioma, la religión, las costumbres y los intereses.
El nacionalismo, junto con fortalecer a una nación ya existente, puede crear una nueva que estaba disgregada u oprimida por otra nación.
Este movimiento, que había tomado forma durante la dominación napoleónica, se fortaleció después del Congreso de Viena (1814 – 1815), el que resolvió instaurar un nuevo sistema político – religioso, llamado Santa Alianza, y un nuevo mapa europeo que hizo variar las fronteras internas del continente. Esto último planteó una serie de problemas en relación con el principio de las nacionalidades:
· Naciones fragmentadas en múltiples estados, como Italia y Alemania.
· Estados multinacionales, como el imperio Austriaco, conformado por germanos, checos, croatas, eslovenos e italianos, y el Imperio Otomano (o Turco), formado por turcos, griegos, árabes, albaneses, serbios y búlgaros.
· Nacionalidades sometidas, como Irlanda en el Reino Unido, noruegos en Suecia y alemanes de Schleswig en Dinamarca, entre otros.
Después del año 1850, el sentimiento nacionalista consiguió grandes victorias. El más poderoso de ellos, culturalmente ocurrió en Alemania, donde coincidiendo con el romanticismo, apareció una generación de intelectuales cuya influencia se extendió por Europa hasta el siglo XX.
La pintura del Romanticismo expresó los sentimientos nacionales. Eugéne Delacroix, La muerte de Sardanápalo.
Uno de los principales teóricos de esta época fue Johann Gottfried Herder (obra: “Espíritu del Pueblo”), inspirador de una tendencia conocida como Sturn and Drang (algo parecido a “tormenta e impulso” en alemán), que proponía que toda cultura verdadera debía brotar de raíces propias. Estas ideas fueron recogidas por el filósofo alemán Johann Gottlieb Fichte (obra: “Discurso de la Nación Alemana”), quien fue un poco más allá, afirmando que el carácter alemán era más noble que otros.
Esta situación se dio en diversos Estados en el siglo XIX, como Alemania, Italia, Polonia o Grecia.
A fines del siglo XVIII y comienzos del siglo XIX, sentaron las bases teóricas de esta ideología, situación que se repitió durante la construcción y discusión de Yugoslavia, proceso que concluyó el año 2006 con la independencia nacional de Montenegro.
Actualmente, el nacionalismo se expresa en una serie de luchas políticas que dan algunas naciones oprimidas sobre otros Estados o naciones más poderosas que impiden, por intereses particulares, la independencia de estas. En el caso de Chechenia en Rusia, de Kosovo en Serbia y Kurdistán en Turquía e Irak.
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